Acquire además de desarrollar Clan of Champions para PC y PS3 también se acordó de la portátil de Sony: quizás la forma más fácil de explicar que es Orgarhythm es comparandolo con tres juegos: Patapon, Pikmin y el reciente Army Corps of Hell. De Patapon podemos tomar la parte rítmica, aunque solo eso; De Pikmin quizas el hecho de manejar tres tipos de unidades de tres colores distintivos: rojo, amarillo y azul. De Army Corps of Hell podemos vagamente mencionar el sistema de combate. Por supuesto, nada es tan literal, y por eso decimos que nos hacen acordar y no que están sacadas literalmente o robadas, que sería el termino correcto.
Alejandose de Patapon…
La primera comparación que hice fue con Patapon y esto es por que comparten género. Los dos son títulos que utilizan el rítmo para hacer sus acciones. En patapon cada botón (Cuadrado, Equis, Circulo, Triangulo) es un tambor distinto y la combinación de ellos -siempre acompañando a la música- le da ordenes a las tropas. En Orgarhthm mantener el rítmo es el primero de los tantos problemas que tenemos: aquí tocando la pantalla y siempre siguiendo el ritmo desplegaremos un menú con cuatro opciones: sin perder el ritmo el paso siguiente es elegir un color (azul, rojo o amarillo) o una magia y de ahi seleccionar un tipo de unidad (arquero, catapultas o soldado) o como veníamos diciendo tipo de magia. Finalmente el paso siguiente es darle una order al tipo de unidad seleccionado. Esto último lo hacemos trazando una linea con el dedo, mediante la ayuda de la touchscreen y la longitud de dicha línea y la ubicación va a plantear la formación y cantidad de unidades enviadas.
Al principio es muy difícil que hagamos los tres tap (tocar al selector de unidades, elegir un color, y elegir un tipo de unidad) y el envío de unidades en un string rítmico, o en un mismo compás, pero si lo logramos hacer nuestras unidades irán aumentado. Esto funciona de la siguiente forma en los primeros niveles se nos otorga cinco unidades de cada color, al hacer mas encadenamientos de ‘taps’ sumaremos puntos al combo y por cada leveleo del mismo sumaremos una unidad.
El personaje central, el que mueve a las unidades en Orgarhythm tiene un camino fijo e inalterable. El término correcto sería que se mueve ‘on-rails’ (sobre vías, como un tren) y por ende el asignar unidades es vital. Durante la marcha de este personaje encontraremos unidades disfrazadas de los colores que poseemos (rojo, amarillo y azul) y el juego opta por hacer uso de la clásica mecánica de piedra-papel-tijera y con esto determina que color vence a quien. Al igual que el clásico juego, un color vence a otro, y el tercero al primero. Por ende, cada color tiene una debilidad, un neutro y una fortaleza con cada otro.
Además de contar con un soundtrack que va mejorando mientras concatenamos combos, sobre el final de la canción llegamos a un boss o jefe final que nos presenta un reto a la mecánica del juego que nos hayan introducido en ese nivel. Como verán Orgarhythm usa todos los trucos del manual, y por ende al principio de cada nivel se nos presentá como usar tal o cual cosa y el boss funciona, entonces, como unificador de conceptos. Lógicamente esto ocurre en los primeros niveles, lamentablemente para Orgarhythm esos primeros niveles son la mitad del juego y ese es el mayor problema del título: La duración.
En definitva Orgarhythm es lo que queremos de la Vita, juegos originales de conceptos nuevos o reusados, no es problema, pero que funcionen bien con el dispositivo. Quizás su elevado precio, en comparación a la duración -si bien esta no es un método de analísis de precio, en algunos casos es notable- sea uno de los puntos de duda para algunos, pero la posibilidad del leaderboard y la compulsión de sacar S en cada nivel da una cierta rejugabilidad a un título fresco en este cierre del año.
Puntaje: 80%
Plataforma utilizada para el testeo: Playstation Vita